Ya desde bebés, con la matronatación, que es una actividad que busca la estimulación acuática del bebé por medio de una serie de juegos que le permiten aprender a moverse y a tener contacto con el agua con la ayuda de sus padres, conseguimos que el niño se mueva incluso antes de gatear o andar.
Todos los deportes aportan beneficios a la salud, siempre y cuando se practiquen de forma adecuada. Sin embargo, la natación tiene unas características especiales que no poseen otros tipos de ejercicios aeróbicos. Aporta una increíble resistencia cardiopulmonar, desarrollo de la mayor parte de grupos musculares, mejora la postura corporal, la flexibilidad, alivia tensiones, facilita la eliminación de secreciones bronquiales (eso que nos cuesta tanto eliminar cuando estamos malitos, sobre todo en los niños) genera estados de ánimo positivos, relaja, estimula el crecimiento y mejora el desarrollo.
Además es muy divertido. Puede que ahora que comience el mal tiempo nos de pereza ir a la piscina, por lo de cambiarnos de ropa, el cambio de temperatura del exterior al agua, luego la ducha, secarme el pelo para no resfriarse... pero si somos constantes y tenemos fuerza de voluntad podremos ver todos los efectos positivos que tiene la natación.
¿Cuándo comenzar a practicar natación? Pues desde bien pequeños, según afirman los pediatras, es beneficioso llevar al bebé. Concretamente desde los cuatro meses, aproximadamente, hasta los siete años, porque cuanto más temprano es el contacto del niño con el agua, mejor es su adaptación y facilidad para el aprendizaje. Además los bebés, menores de un año, se adaptan mejor al agua que los mayores, Los beneficios de la matronatación son múltiples, por ejemplo, ayuda para introducirse en el mundo social, la relajación, aumento de apetito, beneficios cardiovasculares y respiratorios, aumenta las reservas de inmunidad. Es muy recomendable esta actividad para niños asmáticos, con problemas motrices, autismo o discapacidad.
Algunas recomendaciones a tener en cuenta antes de llevar al niño a la piscina son, acostumbrarle al agua, favoreciendo los juegos y el contacto con el agua en la bañera de casa, hay que dejarles que jueguen, que mojen su rostro, que pierdan el miedo al agua. Beber agua durante la actividad, ya que al estar haciendo ejercicio físico, igual que los adultos cuando hacemos deporte, el niño debe reponer hidratación. Llevar una toalla que le permita al bebé estar el menor tiempo posible fuera del agua sin abrigarse, para evitar resfriados por los cambios de temperatura.
Y lo más importante, olvidarse de las tensiones, los problemas y el mundo exterior. Es un momento de relajación y evasión así que ¡¡disfrutalo!!